In Ictus Oculis

" La Cárcel Dorada "

Un monumento de bronce en el jardín situado delante del Hospital de la Caridad recuerda a un hombre muy vinculado a la creación del hospital y a la historia del edificio: Miguel de Mañara, quien después de una vida de pecado y convertido por una visión ( durante una pelea vio su propio cortejo fúnebre) , siguió la senda de la virtud e ingresó en la Hermandad de la Sagrada Caridad, en el año 1622. Gracias a su enorme patrimonio pudo continuar la construcción, y en el año 1664, fundó el Hospital, que todavía hoy en día está al servició de la asistencia y cuidado de enfermos.

Miguel de Mañara también dotó de nuevas reglas a la Hermandad, cuyo mensaje programático reza que sólo el amor al prójimo puede proteger de la condena eterna.

En el interior de la iglesia se encuentra la colección de pintura más importante de la ciudad, y está vinculada, en cuanto al contenido, al mensaje de Mañara. Nos encontramos con las vánitas de Juan Valdés Leal. En la pintura "In Ictus Oculis" que está situada a la izquierda, en la pared norte, se alude a la vanidad del hombre y a su codicia por la belleza terrenal: un esqueleto que apoya un pie sobre la esfera terrestre, sostiene un sarcófago y extingue simbólicamente la llama de la vida. En el suelo yacen ropas de gala, tiara, corona, cetro, libros y pergaminos enrollados. Valdés Leal representa así, de una manera drástica, como la muerte extingue la vida en sólo un instante y convierte en inútiles todos los atributos de riqueza, gloria y poder. "En un abrir y cerrar de ojos " ( In Ictus Oculis )




La segunda pintura está situada al sur, y también alude a lo efímero de la gloria mundana: en la tumba yacen los cadáveres devorados por insectos y gusanos de un obispo y de un caballero de la orden de Calatrava. Por encima, la mano de Cristo sostiene una balanza que equilibra el peso de los siete pecados capitales con símbolos de la fe cristiana. Esta representación simbólica debe mostrar a los ojos del espectador que todos los hombres son iguales ante la muerte. " Sólo por sus actos en la tierra de decidirá su salvación " ( Finis Gloria et Mundi )


Por último, el objeto que más atrae la mirada del público dentro de la iglesia es el Altar Mayor. Allí, se encuentra el Entierro de Cristo de Pedro Roldán, considerado el mejor retablo barroco del mundo. Esta escultura simboliza la última tarea del amor al prójimo, el entierro de los muertos. La obra es un ejemplo de realismo puro, que no se espanta ante la representación extrema de dolor o de la muerte.

Uno no puede escaparse de esta cárcel dorada, no hay lima que lije estos barrotes lleno de arte en Sevilla. El Hospital de la Caridad es uno de esos rincones poco conocidos de la ciudad y al que pocos turistas van. Ni que decir tiene, que muchos sevillanos ni habrán entrado ni habrán oído hablar de él. Situado detrás del Teatro de la Maestranza, el Hospital de la Caridad, es una de las obras claves del Barroco sevillano. Merece la pena gastarse 5€ que vale la entrada para ver ese espectáculo y después, acabar tomándose una cervecita junto al Arco del Postigo en buena compañía.